Es hora de mojarse un poco, la respuesta así inicialmente preguntado es un SÍ contundente. Otra cosa es que pretendamos "robotizar" el billar y olvidarnos de la ejecución, de la experiencia y hasta de la intuición, por no hablar del billar del bueno, como es la marcha del juego, la estrategia ataque-defensa, evitar el retruque maldito, minimizar la corbata traidora y realizar preparaciones primorosas. Y lo del factor sicológico pues ya me dirás.
Los sistemas, sean numéricos, geométricos, patrones, o de cualquier índole son "REFERENCIAS" magníficas, pero eso es exactamente, REFERENCIA. Por otro lado forman parte de la cultura billarística y ya sabes, el saber no ocupa lugar.
Aunque yo he visto a más de un enamorado estrellarse en la pared, convencido de que ya tiene su 53 menos 17 más 5 de compensación con efecto entre 2 y 3 y toma de bola de 5/8, y después la pasa a medio metro sino es que la choca o, aún peor, no consigue dar en el punto de ataque elegantemente calculado, el efecto se le ha ido más bien al 3 y medio y ha dado menos de un cuarto de bola.
El jugador iniciado o de bajo nivel encuentra en los sistemas un cobijo tentador, minimiza la posibilidad de hacer cierto ridículo sobre todo en un bricole y con frecuencia se conforma con fallarla por milímetros y arroparse crédulamente en su mala suerte, se conforma también con que ha subido un poquito su promedio y aún así, no pasa del 0,5, algún año con suerte, un 0,55.
Esto es parte del aspecto negativo. Parte del aspecto positivo es que la tensión de la partida se cuida algo más con esas cuentas numéricas que echamos, nos calma y hasta a veces nos hace olvidarnos del marcador y pensar "de verdad" en el problema primario: realizar la carambola.
Claro que los SISTEMAS son buenos, incluso hasta los malos, así sabemos lo que no funciona, pero si basamos, un suponer, nuestro 80% de nuestro juego solo en ellos sin advertir otros aspectos fundamentales, nos quedaremos en el 0,55 y a base de pesados puede que hasta un 0,6.
Porque si fuera al contrario tendríamos algunos cientos de miles de jugadores realizando el 1,5 de los privilegiados, mejor dicho, de aquellos, que han sabido ir superándose no solo a base de estudio científico y cultural, sino de perfeccionamiento de ejecución, de mecanización de golpes, de técnica de visualización, de estrategia y de marcha de juego, de buscar la serie, de sentirse seguro, ganador, creativo.
El billar es un deporte muy difícil, las tres bandas quizás lo más difícil, su gama de golpes, el elevado recorridos de las bolas, la convierte en una modalidad hipersensible a cualquier error. Pero se puede ir jugando mejor, cada vez mejor, y cualquiera puede llegar a jugar muy bien dentro de sus límites personales. Pero, así lo pienso sinceramente: los números, los sistemas, se aprenden pronto, en diez días los conoces todos; la ejecución no se termina de aprender nunca, e incluso la ejecución básica requiere años de constancia y práctica. Y como por desgracia sin ésta no podemos aplicar aquella, pues tendrás que decidir por donde empezar.
O al menos, por favor, de vez en cuando préstale a la ejecución un poco más de atención.
Vaya perolata, casi bronquilla, pero ánimo, que tú puedes.