La facilidad o dificultad para realizar una posición concreta no siempre viene definida por una trayectoria más o menos familiar. La jugada de cabaña por ejemplo se considera una posición familiar pero todos los billaristas coincidimos en la delicadeza que tiene su ejecución, es más, es sabida la repercusión sicológica que tiene el fallar una posición de cabaña al aumentar el grado de desconfianza del propio jugador. Aunque esto pertenece más bien al terreno de la psicología no podemos olvidar la íntima relación entre el factor psicológico y el físico.
¿Cómo debe jugar un joven jugador que se inicia al billar?, según mi opinión no hay dudas, siempre al ataque o agresivo o a resolver el punto, como queramos llamarlo, y olvidarse absolutamente de defensas. Los argumentos podrían ser muy diversos: no tiene suficientes conocimientos todavía, no tiene aún la presión de la competición, etc., pero sobre todo no podemos saturarle de ideas. Un joven jugador que se inicia debe estar muy centrado en los aspectos del mecanismo, no va a entrar en competiciones de ciertos compromisos hasta dentro de uno o dos años y, si entra, tampoco se le va a exigir ese compromiso. A un joven jugador hay que insistirle en primero el mecanismo, el resto viene después. El monitor debe llevar esto con rigor. Recuerde en la parte de inicio que le damos prioridad a su rectitud, fiabilidad, calidad y velocidad. Más adelante entrará en sistemas, marchas de juego, preparaciones, estrategias. No es recomendable desde el principio llevarlo todo a la vez.
Otra cosa bien diferente es que cuando esté entrenando se le vaya requiriendo respuestas a lo que hace, es muy bueno que el monitor interrogue al alumno, que este manifieste sus propios puntos de vista aunque “objetivamente” pudieran ser incorrectos, y que, a través de este diálogo, el monitor vaya conduciendo al alumno al auto convencimiento de cómo resolver diferentes posiciones, en este sentido, sería muy conveniente que un monitor leyera el libro de billar de Conti “el billar, ese desconocido” donde precisamente él mismo a modo de profesor va sosteniendo un diálogo con un alumno a medida que avanzan en las distintas fases del billar.
Mala para mí, mala para el contrario. Era una frase favorita de mi amigo y maestro Alejandro Muñoz. Él tenía muchas como ésta pero la cito por su relación directa con la estrategia. En realidad es una frase muy simplificada que expresa el sentido de la valoración del riesgo.
En definitiva se trata de medir el riesgo, lo que incluye a su vez conocer el posible grado de éxito favorable. Toda posición podríamos simplificarla en porcentajes de éxito, una tiene casi un 100% de posibilidades, otra un 50%, otra muy pocas, etc. No conozco si alguien ha realizado alguna vez una estadística de grados de éxito en la resolución de posiciones concretas. No estaría mal hacerlo, aportaría más documentación y permitiría, quizás, realizar análisis aún más objetivos.
Si tu rival es muy superior a ti, el juego defensivo de poco te valdrá, él tiene más recursos para realizarlo en caso necesario: puede que le confundas más con un juego agresivo y hasta insolente; puede que le hagas dudar, que se tensione y que acabe fallando por no saber tu rival que política aplicar.
Y muchas más consideraciones. Pero, insisto, un joven jugador iniciado debe ir siempre a resolver el punto. El billar tiene un secreto que ha perdurado a todo lo largo de su historia, el buen billar no es resolver un punto (salvo que sea el último de una partida), el buen billar es llegar a la serie continua de soluciones positivas: en el billar a libre el objetivo es alcanzar la serie americana para realizar decenas o centenas de carambolas, en snooker o pool entronerar todas la bolas, en tres bandas realizar series largas de carambolas. Porque la mejor manera de defender es tener al rival sentado. Esto es así porque el juego del billar tiene ese carácter, mientras uno juega, el otro está sentado sin poder resolver nada.
El aspecto de ataque-defensa tiene sus connotaciones psicológicas, un rival puede verse alterado según vea cómo estás planteando una partida: si ve que estás jugando agresivo puede que se altere y se desequilibre no pudiendo realizar de una manera serena su juego, si ve que defiendes puede que pierda la paciencia, ... Esto significa que entre otras cosas es importante que conozcas a tu rival. Pero esto sólo es cierto a partir de cierto nivel de un jugador; insisto que no recomiendo en absoluto desarrollar este apartado con un iniciado. Más adelante claro que sí.
Incluso la modalidad del juego que se está haciendo hace concebir distintas formas de plantear un partido: en pool 9 o en snooker la defensa tiene mucho más peso específico que en pool 8, en tres bandas la defensa es más importante que en los juegos cortos o de serie.
La estrategia forma parte de la táctica y ésta depende de factores multilaterales como la técnica, experiencia y psicología del jugador. Cada jugador tiene un ritmo de acción. Aunque sea cierto que hay que buscar medios que se adapten a las peculiaridades del jugador también es lógico exigirle al mismo acercamientos a modelos más “estandarizados”. En ciertas modalidades del billar, como ya dije antes, la política ataque-defensa es fundamental y, aún más preciso, es objetivamente analizable, lo que supone que puede aportar herramientas objetivas para las diferentes acciones que deberá realizar un jugador en la competición.
¿Cómo se hace lo anterior?. Un jugador de tres bandas, por ejemplo, sabe que se va a encontrar ciertos tipos de posiciones familiares: jugadas de cabaña, jugadas de renversé, dobletes, etc. Si se le supone suficientemente entrenado tanto él como el monitor son conocedores de los porcentajes de resolución de cada uno de esos tipos de posiciones, es decir, saben al menos con carácter aproximativo el coeficiente acierto-fallo y por tanto el nivel de riesgo.
Hay posiciones que se defienden por sí misma y posiciones que no se pueden defender nunca. Un ejemplo claro de esto último es si la bola 3 está en medio del billar; siendo así debería entrenar con la bola 3 en medio del billar de manera exhaustiva.
Cada jugador debería tener una ficha en la que refleje su nivel para diferentes situaciones, por ejemplo el grado de éxito de una cabaña, de un doblete, etc.
En definitiva y a modo de resumen, la estrategia debería contar como mínimo con los siguientes aspectos:
1.- Ejecutar lo que se conoce, en consecuencia, un jugador que acaba de empezar conoce poco y aún no es planteable una estrategia estrictamente, jugará a resolver con sus aún escasos recursos.
2.- La frase “una posición conocida está ya la mitad resuelta” es muy útil.
3.- El nivel de la competición o del rival importa pero tampoco puede reprimir la acción personal del jugador.
4.- Las consecuencias sicológicas negativas deben minimizarse, aceptar de forma natural la victoria o la derrota es fundamental. El billar es ante todo una actividad lúdica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario